Los doce niños y su entrenador han comparecido ante la prensa tras abandonar el hospital en el que han confirmado que se encuentran en perfecto estado de salud -con algunos kilos menos-, tras permanecer dos semanas atrapados en la oscuridad de una cueva en Tailandia, con serio riesgo de morir ahogados por las luvias torrenciales.
Hasta diez días se vieron obligados a aguantar sin comida ni agua, hasta que al fin les localizaron los buzos británicos que participaron en el rescate: "Bebíamos agua de las estalactitas para llenar la barriga". Mientras se prolongaban las labores de salvamento, en las que pereció un buzo al que han homenajeado por su valentía, los jóvenes aguantaron sin perder la cordura ni la esperanza de la mejor manera en la que los niños pueden pasar el tiempo: jugando.