Tu equipo se juega entrar en la promoción de ascenso y tú te has comportado 'regular' en el partido anterior. Tu club, el Lincoln, decide prohibirte la entrada al estadio, pero tú no vas a darte por vencido tan fácilmente. Llega el día del partido y te presentas en el estadio. Obviamente, no en el interior del campo, pero sí encima de él. ¿De qué manera? Alquilando un caminón de bomberos para ver el partido decisivo de tu equipo. Una historia parecida a lo que sucedió en Turquía recientemente, donde un aficionado se subió a una grúa para presenciar el partido de su equipo. El amor, si es verdadero, no tiene límites.