Cada vez que Brasil juega un partido, Wallace se lanza a la calle allí donde pongan una pantalla para ver a la selección y a su mayor ídolo: el jugador del Barça Coutinho. La historia de este niño le llegó tan hondo, que no tardó en ponerse en contacto con el fotógrafo para enviarle un mensaje, y que este se lo hiciera llegar personalmente a Wallace. Cuando acabe el Mundial, Wallace al fin cumplirá su sueño.