Durante la celebración del Maratón de Londres Stanley, de origen polaco y residente en las inmediaciones del aeropuerto de Heathrow, decidió acercarse al evento. Contemplando la prueba como un mero espectador, nuestro protagonista distinguió en el asfalto de la capital el dorsal de uno de los corredores que participaba en la prueba. Sin más dilación, este sintecho se colocó el dorsal en el pecho y decidió terminar la carrera.
El follón llegó después cuando, consciente de su descalificación, el corredor propietario del dorsal reclamó a la organización el mérito que legítimamente le pertenecía. La historia, lejos de terminar, continuó con Stanley Skupien reivindicando su hazaña...